En los últimos meses hemos oído hablar del caso Wolkswagen por el trucaje de sus vehículos. Aunque la compañía reconoció hace meses esta acción -que afectaba a los sistemas de medición de emisiones contaminantes- estaba previsto que se informara debidamente a sus clientes con una respuesta urgente y no ha sido del todo así. Lo meses pasan y no se ha ofrecido ninguna solución a los miles de afectados. Parece que se sigue la técnica de dejar que el tiempo provoque el olvido de los afectados, siendo muy pocos los que han acudido a la reclamación en vía judicial, pese a que las probabilidades de que una acción por incumplimiento contractual son muy elevadas, ante el propio reconocimiento del trucaje.
Aunque algunos despachos de abogados han anunciado la presentación de demandas colectivas contra el gigante automovilístico, nuestra opinión es que se debe ser prudente ante esta posibilidad puesto que las circunstancias de cada vehículo (antigüedad, valor, etc.) y de cada cliente, en cuanto al objeto de reclamación, pueden variar.
En todo caso, y desde el punto de vista jurídico, son acciones que no tienen especial complejidad, ya que la propia empresa ha reconocido la manipulación de los dispositivos. El elemento importante es acreditar, a través de informe pericial, que la retirada del componente que engaña a los sistemas de medición de emisiones contaminantes no es la solución, pues ello puede obligar a reconfigurar el propio motor para adaptarlo a las normas europeas de control de emisiones contaminantes, y al hacerlo, el motor perderá potencia y aumentará el consumo, por lo que el vehículo ya no tendrá las prestaciones adquiridas y comprometidas en el momento de su compra, y por el que se pagó un precio determinado. Ello en función de las circunstancias puede dar lugar a la resolución del contrato con la devolución del precio, o a la entrega de un nuevo vehículo que cumpla las prestaciones comprometidas.